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La preocupación junto al estrés podría tener efectos adversos sobre la presión arterial.
24 Mar 2014
Los problemas económicos, el estrés, el sedentarismo, preocuparse en exceso y de manera crónica triplica el riesgo de sufrir un infarto. Además, cuando mayor sean los niveles de ansiedad, mayor es el riesgo de sufrir un ACV. Así lo demuestran dos estudios científicos que acaban de aportar nuevas evidencia sobre las consecuencias nocivas de la ansiedad generalizada.
Las preocupaciones en exceso pueden ser controladas. Según Rafael Kichic, jefe de la clínica de ansiedad del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), “el tratamiento puede incluir alguna de las diferentes terapias cognitivo-conductuales, que permiten apuntar a las creencias que hacen que la persona justifique sus preocupaciones excesivas. Se puede combinar con alguna medicación y ejercicios de relajación y meditación”.