Yang Yi Kui sufrió un grave accidente mientras hacía unos arreglos en su casa: la pistola de clavos se averió y cuando Yang quiso arreglarla la herramienta se activó y le disparó un clavo en el rostro. 

Al principio Yang no se percató de lo que sucedía solo notó un pequeño agujero cerca del ojo y no le dio mayor importancia. Pasado un rato, comenzó a experimentar mareos y se dirigió a un centro de urgencias a solicitar ayuda médica.

El clavo estaba peligrosamente ubicado en su cabeza, muy cerca de su cerebro. Afortunadamente los médicos extirparon exitosamente el elemento extraño que medía 8 centímetros de largo.

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