Actualmente, la mayoría de refrigeradores tienen puertas magnéticas que son fáciles de abrir. Pero antiguamente, no era así.  En la década del 60 tenían manijas que sólo podían ser abiertas desde el exterior.

Aunque esto no parezca un gran problema, en realidad sí lo era, pues varios niños se metían al interior de estos electrodomésticos jugando a las clásicas “escondidas” y quedaban atrapados. Además las puertas contaban con caucho alrededor que la sellaba, como una forma de mantener el frío, por lo que nadie oía si gritaban pidiendo ayuda.

Tras ello, las puertas de los refrigeradores se convirtieron en un tema de preocupación nacional para EEUU, puesto que dado los numerosos casos de niños asfixiados al interior de las neveras, se aprobó en agosto de 1956 la “Ley de Seguridad del Refrigerador”.

Y así fue como un cambio a una apertura y cierre de compartimientos de manera magnética hicieron caer las cifras de menores fallecidos por asfixia, pasando de una media de un niño muerto por un millón, a menos de 0,5 niños por un millón, según un estudio realizado en 1985.